En el año de 1960, el Comité Central del Partido Comunista de Checoslovaquia decidió organizar una nueva rezidentura (base en el extranjero) para su servicio de inteligencia, la StB (sigla en checo Státní bezpečnost) en el continente suramericano. El Departamento I de la StB, responsable por las acciones de inteligencia en el extranjero, tomó la tarea de llevar a cabo el plan. En la carpeta con el nº. de registro 11.381, dirigida por el Departamento I, podemos encontrar todas las informaciones relevantes sobre del tema. Se trata de la carpeta de objeto de interés nombrada: “La Rezidentura Checoslovaca en Montevideo”.
Acorde a las informaciones existentes en la mencionada carpeta, esa rezidentura fue instalada en 1961 y estuvo activa hasta el año de 1971. Con base en otro documento, podemos saber que, en el año de 1963, la StB aún no tenía colaborador (agente) en este país, sin embargo ya venía “trabajando” ocho figurantes en potencial, es decir, se trataban de personas con las cuales los oficiales permanentes designados en la embajada bajo la cobertura diplomática mantenían contacto, adquiriendo informaciones y, a través de esas, ponían en práctica las nombradas, operaciones activas, o sea, las políticas de influencia. Otro aspecto de interés en el Uruguay, surgido luego de nuevos acontecimientos, fue el numeroso e influyente grupo político de emigrados brasileiros después del golpe de estado ocurrido en Brasil en el otoño de 1964, del cual, importante parte se estableció en Montevideo.
Este pequeño y relativamente estable país (para la época y para el patrón suramericano) era objeto de interés de la inteligencia checoslovaca por varios motivos. En los años 60, Punta del Este era escenario de las conferencias político-económicas realizadas anualmente, algo parecido al actual Foro de Davos; o sea, acontecimientos relevantes para todos los países miembros de la OEA, la Organización de los Estados Americanos. A StB operaba activamente en esos encuentros – no solo observaba atentamente a las reuniones e intrigas de bastidores, sino también intentaba ejercer influencia sobre algunos delegados de los países participantes para que ellos realizasen tareas de interés de la inteligencia checoslovaca. El alcance del evento era continental, pues, venían a Punta del Este representantes de todos los países de Latinoamérica. Es importante destacar que la StB logró reclutar el primer Presidente de la historia de la Organización de los Estados Americanos – sin embargo a la época en que este político fue reclutado como agente de la StB, los mejores años de su carrera ya eran solamente recuerdos. Él había sido el Presidente de la OEA en 1948, pero la StB lo reclutó solo a fines de los años 50. Se trata del político argentino Enrique Ventura Corominas, al cual la inteligencia checoslovaca dio los aliases de PILAR y NACIR. En la época, este conocido político y activo columnista en la prensa, fue un colaborador valioso para la StB en razón de la extensión de sus contactos con políticos de todo el continente por el cargo que ocupara en la OEA. Mientras tanto, la colaboración entre la StB y este hombre ha sido muy complicada, pues “Pilar”, en la evaluación del servicio de inteligencia, significaba “lenguaraz”, en la oratoria y en la escritura; es decir, sus informes para la StB en realidad eran muy extensos, pero del punto de vista del servicio de inteligencia, poco concretos y en el fondo, sin valor (seguramente ni siempre). Además, Corominas demostraba ser una persona exageradamente segura de sí y, por eso, también exigía contrapartida financiera a la altura por sus trabajos. Para Praga, eso era un problema porque los analistas habían evaluado sus informes como trabajos un tanto vagos que en definitiva eran compilaciones de noticias de periódicos. Al final, la utilidad de ese argentino, que también cumplió tareas en al ámbito de las conferencias realizadas en Punta del Este para la StB, fue prohibida por Praga. Se llegó a la conclusión de que los costos relacionados a su trabajo superaban en mucho los beneficios.
Los documentos analizados describen el surgimiento de la rezidentura en Montevideo. En la mencionada carpeta también se encuentra un informe hecho para el Ministro del Interior de Checoslovaquia (carpeta a que la StB era vinculada), Rudolf Barák, firmado por el jefe de la inteligencia coronel Miller, justificando la creación de una nueva rezidentura ante la misión diplomática checoslovaca. Podemos leer en el informe que: “Uruguay es un país adecuado para la realización de la lucha contra el enemigo principal, es decir, contra los EEUU. Hay en el país una situación objetivamente conveniente, pues, en los mercados internacionales Uruguay sufre por causa de los EEUU que, al realizar dumping de precios con su excedente de producción agraria, se convierte en gran competencia para el Uruguay y gradualmente lo aparta de sus mercados tradicionales… Esta competencia es fuertemente percibida en el país y el pueblo tiene conciencia de que los EEUU son los responsables por el deterioro de su situación económica.” Miller también apunta para el “régimen relativamente de izquierda” en el país, que permite “la realización de operaciones activas, principalmente a través de publicaciones, que igualmente pueden alcanzar otros países de Latinoamérica.”. Condiciones favorables también existían en cuanto a la posibilidad de propagar la Revolución Cubana. Además, era un factor importante que, gracias al régimen democrático en Montevideo, el país acogió varios emigrantes políticos que huyeron de “regímenes dictatoriales”, principalmente de Paraguay y Guatemala. Esos grupos pueden ser directamente aprovechados en la lucha contra los regímenes dictatoriales en sus países.” Asimismo existía el factor económico-político, porque el servicio de inteligencia no excluía el fuerte deterioro en la situación de su agentura (rede de agentes) en Argentina y en caso de que realmente ocurriera, los funcionarios de la inteligencia podrían ser transferidos de Buenos Aires para Montevideo – informó Miller, el jefe de la inteligencia, a su superior, el Ministro Barák. El Ministro entonces dio el permiso y la nueva rezidentura pudo ser instalada en 1961.
La StB envió a Uruguay dos de sus funcionarios permanentes que, bajo el título de diplomáticos en la embajada, estuvieron incumbidos de la verdadera tarea de activar el trabajo de espionaje. Se hace necesario lógicamente agregar que todavía existía un funcionario técnico, que era el responsable por la comunicación codificada con la central en Praga. La rezidentura de la StB tenía su fondo para gastos – en 1961 recibió 10.000 dólares americanos tal solo para iniciar el trabajo.
Vladimír Petrilák
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